17 de julio de 2012

Coloquio: “La creación de vida como encrucijada entre la ciencia, el arte y el discurso mítico religioso”


Mediarte Estudios - Argentina

Participantes: Mg. María Martha Fernández, Prof.Lic. María Mensi, Prof.Dr. Luis M. Etcheverry, Prof.Lic. Javier Sanguinetti.



La presentación del coloquio se iniciará con una primera exposición sobre la potencia significativa del discurso mítico-religioso en relación a la creación del ser humano en tanto clonación. Se realizará principalmente una apertura desde  las posibilidades que guarda la tradición en la literatura canónica. Desde allí se medirán las proximidades y distancias con uno de los mitos compuestos en los orígenes de la tradición filosófica griega, a saber, con el mito del andrógino primitivo narrado por Platón en “El Banquete”. Ubicada la concepción creacionista proveniente de, al menos, dos de las matrices constitutivas de la concepción antropológica de Occidente –la hebrea y la griega clásica– se pretende ahondar en la comprensión del discurso mítico-religioso como fuente de inspiración interpretativa que aporte elementos para el diálogo con el discurso de la ciencia.

Según el mitólogo e historiador de las religiones, Mircea Eliade, la naturaleza del hombre se realiza cuando comprende que “Lo que él hace, ya se hizo. Su vida es la repetición ininterrumpida de gestos inaugurados por otros.”[1] En ese sentido puede comprenderse que en el judaísmo se priorice la vida por la vida, y que la condición creadora de vida que ejerce el hombre provenga de un poder que se inspira en el gesto primordial a imagen y semejanza de su divinidad. Sin embargo, aquí también comienzan los dilemas éticos y estéticos, o más originariamente, “poéticos” que surgen al poner en acto aquella potencia creadora del obrar; en otros términos, aquí comienza tanto el asombro de asistir a la creación de vida floreciente como el temor de engendrar monstruos y maquinaciones aberrantes. (De esta alternativa abordaremos reflexivamente la obra de Gustav Meyrink, “El Golem”, en donde se retoma del folclore judío el tópico de la recreación fallida de un hombre inacabado. En este caso la creación se acerca más al Frankestein, ominoso, gigante, “casi” humano, “materia amorfa y sin vida”, como lo describe Jorge Luis Borges en “El libro de los seres imaginarios” y lo recrea pavorosamente en su poema homónimo “El Golem”.)

En acercamiento con el discurso de la ciencia se expondrá el interés científico de Israel por pensar los límites y las posibilidades de la genética de la clonación. Se verá cómo, en el seno del imaginario hebreo, algunos científicos intentan extrapolar los sucesos en el Génesis para interpretar posibles proyectos y resultados de la ciencia en la actualidad. En ese sentido, por ejemplo, considerarían que el primer hombre, Adán, habría sido creado o nacido adulto –aproximadamente a sus 20 años- y que Eva habría sido el fruto de la primera clonación por la multiplicación del ADN de Adán. Según el Génesis 2 del versículo 21 al 23: “Hizo caer Adonai Elohim un sopor sobre el hombre y éste se durmió y tomó uno de sus costados y cerró la cavidad de carne que había debajo. Modeló el costado que había tomado del hombre – como mujer – y la condujo hasta el hombre. Dijo el hombre: Esta vez: hueso de mis huesos y carne de mis carne. A ésta se la llamará: Isháh (mujer), pues del Ish (hombre) fue tomada ésta”[2].

En síntesis, se realizará primeramente un recorrido sobre las varias explicaciones ensayadas y resoluciones probadas que aparecen en aquél laboratorio edénico.
La segunda exposición ampliará esta apertura elaborando las motivaciones y los medios que llevan a Jacob a clonar ganado ovino. A continuación, se esbozará una relación entre el tratamiento mítico-religioso y la primera clonación efectiva realizada por el ser humano: la oveja Dolly en 1997, el ensayo de Polly que ya combina células de cordero y humanas. Se destacará la paradoja científica al referir cómo, seis años después el laboratorio Clonaid, empresa pionera en cuanto a la evolución de los métodos de clonación, festejará el segundo año de vida de una niña resultado de sus trabajos de investigación al tiempo que Dolly era sacrificada.

Al retomar la consideración sobre el arte se repasarán diferentes films que tratan este tema: la antigua y conocida “Biblia” (1966) de John Houston, que muestra a un Adán en una instancia de sopor edénico similar al mítico Narciso y la artística introducción de Eva. “Los niños de Brasil” (1978) de Franklin J. Schaffner que advierte y relata los experimentos del médico nazi Joseph Menguele, que se proponía romper el tiempo con la perpetuación a través de la clonación. “Gattaca” (1997) de Andrew Niccol que expone la determinación eugénica de que sea de dominio público nuestro mapa genético o genoma. Y  luego el clásico “Blade Runner” (1982) de Ridley Scott, que revela la saga de los replicantes productos de la autoría humana, y la fisura que se plantea cuando van muriendo a su naturaleza cyborg y adquieren los arcanos de la afectividad humana.

En atención al tema general, la tercera exposición versará sobre el sacrilegio que comporta todo acto creativo. Se realizará desde la perspectiva de una reflexión estética con la finalidad de contribuir a un diálogo entre la ciencia, la técnica y  el arte.  Nos conducirán a preguntas como: ¿Qué es el arte? ¿Qué relación tiene con la técnica? ¿Qué dice el arte mismo sobre el acto creativo? ¿De qué fuentes originarias de lo humano y lo divino proviene la creación? ¿Cuál sería la actitud frente a lo tecnológico en la construcción del mundo contemporáneo?

Se dirá primero algo sobre el arte y su relación con el poetizar.  Leyendo a Platón, nos recuerda Heidegger[3] que los griegos comprendían el “arte” como la capacidad en el sentido de entender de algo, del saber que conoce algo y lo domina.  En ese primer sentido el “arte”, era nombrado con la palabra “techné”, de donde proviene la palabra “técnica”.  Repitamos: el “arte” es “techné” y como tal, es aquel saber de algo, es decir, que el arte es el dominio de ese algo en sus posibilidades y límites. A continuación nos preguntaremos ¿de dónde puede surgir ese saber, que hace posible el dominio y la producción?  En principio tendremos en cuenta que si viene de la facultad de ejecución que se ha ido ejercitando se dice que se tiene el “arte” o la “técnica”, por ejemplo, de confeccionar zapatos o de amasar ñoquisen cambio, consideraremos que si ese saber es el arte de la palabra, el “arte poético” en sentido eminente, los griegos llamarán a lo producido: “poíesis”, poesía.

De dónde pueda surgir ese saber privilegiado es algo que nos pone a las puertas de un misterio mayor. Qué motivos, medios y consecuencias posibles serán tópicos que desarrollaremos en una proximidad con los testimonios de ciertos poetas latinoamericanos. En principio sostendremos la tesis de que crear comporta para el creador el riesgo de ejercer un sacrilegio sagrado; un destino acatado en tanto medium entre lo sagrado y lo profano.  En tal sentido se propondrá que hay una especie de creador que es convocado y necesitado por lo divino para que “provocando lo sagrado”[4] los dioses se brinden con su fuerza tremenda y fascinante;  para que a través suyo (y sobre todo de su obra) lo profano de la existencia se sacralice nuevamente. Consideraremos asimismo otra especie de creador, acaso plenamente profano, porque si pensamos que lo profano pareciera ser hoy el incierto camino de la técnica, deshumanizada como un Golem vergonzante, trataremos de recordar que es hechura nuestra y que está en nosotros recrear con ella nuevos sentidos y posibilidades de vida, de tal manera que ciencia tecnología, arte y humanidad vuelvan a pertenecerse recíprocamente.

La cuarta exposición retomará una consideración sobre la clonación como manipulación genética recordando que sólo tardíamente parecerá estar en manos de la ciencia y la tecnología. En efecto, en sus orígenes ha sido una forma cotidiana de acercarse a la naturaleza para asegurarse cierto orden simbólico o material. La selectividad entre individuos ha sido llevada a delante a través de los mundos más primitivos orientados por criterios dispares y no siempre conscientes. Mientras tanto la orientación de las especies hacia finalidades humanas ha dado como resultado un mundo en que la naturaleza, cada vez más claramente aparece ante los ojos humanos bajo el signo de la utilidad o aplicación social.

   Desde la natural llegada del hombre a la cultura, él comenzó su carrera selectiva, de nuevo cuño, orientada por el orden simbólico, pero que el hombre manipule hoy los genes no quiere decir que domine su potencial creador inaugural. La mutación biológica natural, (Darwin y neodarwinismo) fundada en la aleatoriedad del mundo físico en general (Prigoggine), nos presenta una causalidad temporal no necesariamente teleológica, improbable respecto de una finalidad inmanente ni trascendente. Se tendrá en cuanta que por primera vez en la historia cósmica, tenemos consciencia de nuestro poder de direccionar libremente el marco esencialmente caótico que inicialmente teníamos predestinado.

   A pesar entonces, de que la manipulación genética parezca a simple vista, una afrenta con todo lo que tiene la naturaleza de natural, es el fundamento de una praxis que no sólo ha dado con el hombre sino parece ser su propia esencia. En ese sentido, se llamará la atención sobre el hecho de que reorientar el caos a través de una selección anti-natural por medio de la manipulación genética podría ser una condición meta-física que el hombre ejerce contra la entropía originaria que no solo en el comienzo sino siempre acecha, amenaza y posibilita la vida en general y la vida humana en particular.

En síntesis, se debatirá cómo la proliferación de mitologías, relatos, obras del arte, discursos en torno a la monstruosidad surgida de la obra humana no deja, sin embargo, de darnos alguna señal y motivos para pensar sobre un saber primitivo que ha acompañado, cada vez a su manera, el paso del hombre sobre la tierra.
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[1] ELIADE, Mircea. El mito del eterno retorno. Ed. Alianza Emecé. Buenos Aires 1997, p.15

[2] Bereshit, Génesis, Ed.  Seminario Rabínico Latinoamericano, Buenos Aires, 1°Ed, 1982.

[3] Cfr. HEIDEGGER, Martin, Nietzsche I, trad. Juan Luis Vermal, Destino, Barcelona, 2000, p.160 y en HEIDEGGER, Introducción a la Metafísica, trad. Angela Ackerman Pilári, Gedisa, Barcelona, 1995,p.146-147.

[4]Véase SANGUINETTI, Javier O., Provocando lo sagradoLa dimensión trágica del ser. Ed. Mediarte, Bs.As., 1999, p.22.


Gracias por la invitación Universidad de Guadalajara, México a las Terceras Jornadas Filosóficas. Muchas gracias organizadores.

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